El circuito de refrigeración contiene agua que, cada cierto tiempo, tiene que ser cambiada. Se trata de uno de los puntos incluidos en la lista de cosas en el coche que debes revisar y tener en cuenta para evitar problemas más complicados.
¿Por qué es necesario cambiar el agua del circuito de refrigeración?
El agua que contiene el circuito de refrigeración del vehículo acaba perdiendo sus cualidades con el tiempo. Esto puede llevar a que el circuito se estropee, de ahí que sea importante renovarla.
¿Cada cuánto tiempo hay que cambiar el agua?
Esta pregunta, como muchas otras que te harás sobre tu vehículo, tiene una respuesta que depende siempre de la marca y el modelo de tu coche. Sin embargo, existe una máxima generalizada en todos los vehículos: el agua del circuito de refrigeración tiene que ser renovada al menos una vez al año, independientemente de la marca y modelo de tu coche.
Un circuito de refrigeración afectado por no haberse renovado el agua
En el vídeo puedes ver lo que ocurre cuando el agua del circuito de refrigeración no se cambia a tiempo. El agua pierde sus propiedades y se oxida. Esto hace que los tapones de registro se piquen y queden inutilizados. Esta situación se da en todos los vehículos que no sean sometidos a un mantenimiento adecuado.
¿Cuánto puede costar este mantenimiento?
Esta respuesta también depende mucho de la marca y modelo de tu vehículo. Como idea aproximada, si tu coche se encuentra en perfectas condiciones y solo hay que proceder a la renovación del agua del circuito, el proceso puede estar entre los 50 y 70 euros (más el propio coste del agua que se añada al vehículo, cuya cantidad también varía dependiendo de marca y modelo).
¿Cuánto le va a costar al coche del vídeo?
En el caso del vehículo que aparece en el vídeo, la situación es bien distinta. Al no haberse sometido a tiempo al proceso de mantenimiento, las consecuencias de la oxidación del agua obligan a un proceso más complicado. Es necesario sacar la caja de cambios y el volante del motor para poder acceder al tapón. Esto supone un incremento, en tiempo de trabajo, superior al 200%.
En otras palabras, en lugar de 2 horas, hay 6 horas de trabajo por delante. En vez de costar entre 50-70 euros (dependiendo de marca y modelo) la avería puede salir entre los 180 y 200 euros.